Os esperamos aquí con mucha ilusión, para compartir con vosotros, nuestros poemas y relatos.
Esta será la casa de las letras, de la palabra escrita, donde verteremos nuestros sueños y nuestras emociones, todos los componentes de La "Asociación Cultural Ventana Literaria" de Almendralejo.

viernes, 30 de julio de 2010

LOS NIÑOS Y LAS GUERRAS

Lacerantes los gritos de los niños,
sus heridas sus llantos y lamentos,
por las guerras, azotes virulentos
sembrando de negrura los armiños.

Con ojos implorantes de cariños
estremecen del alma los cimientos;
pavorosas las letras de los cuentos
se escapan del papel y sus aliños.

Infancia cruel, por bombas coreada,
con fragores que no permiten sueños,
ni candorosas risas, ni canciones.

Humo que cierra el paso a la alborada
por sangrantes y pérfidos empeños.
Teñidos de dolor, los corazones.

María Bote

VERANO EN EXTREMADURA

La luz asola los prados,
despidió las primaveras;
sábanas de rubias eras
arropan soles cansados,
de rojos ensangrentados.

Vierte julio sus calores
con la fuerza más bravía,
al filo del mediodía
viene agostando las flores.
Tras las persianas, amores
sudorosos, anhelantes...
Dibujan frutos prohibidos,
bordan gozos y latidos
con ímpetus fulgurantes,
destilan nardos fragantes.

Un abanico dormita
al fresco de la ventana
en la siesta soberana.
El visillo lo concita
a su encaje que levita
sobre el dintel.Yo despierto
a la cánora estridencia
de las aves, en su esencia.
Al bucólico concierto
llegan aromas del huerto.

Los fulgores del verano,
sus auroras transparentes
y el rumor de antiguas fuentes
lanzan un suspiro arcano,
con el fervor más ufano,
por cantarines torrentes.

Entre los chopos, el río,
canta a dúo con la brisa
y por la hierba sumisa
busca aposento el rocío,
en las albas del estio.

Presagiando los lagares
de mostos y de frescura,
en la tarde rosa y pura,
por viñedos y olivares
sueña el sol con encinares
de la regia Extremadura...

Queridos amigos, aprovecho para dejar, aquí mi poema más reciente sobre nuestro verano extremeño. Besos para todos los visitantes y seguidores de este magnífico blog.
María Bote - El Salugral 2010

lunes, 26 de julio de 2010

LA VIAJERA EMPEDERNIDA.-

A ella le gustaba mucho viajar. No podía evitarlo, le encantaba y lo necesitaba, además podía permitírselo, en ese sentido era muy afortunada.
Lo mismo se iba a las cataratas del Iguazú que a los Alpes, a la Selva Negra que a Argelia, a las Seychelles que a los grandes lagos del Canadá o al cabo norte en Noruega.
Le gustaban muchos los atardeceres de Africa, el Danubio, el monte Rushmore, con sus cabezas esculpidas en la piedra. El Tirol, los castillos del Loira, los fiordos noruegos y los acantilados de Dover.
El castillo de Neuschwanstein le pareció de ensueño, y el Titicaca un lago impresionante.
Los bosques le encantaban sobre todo en otoño, en uno precioso de Galicia tuvo la impresión de oír hablar a los árboles.
La desembocadura del Amazonas era un espectáculo para ella y los Andes, una cordillera maravillosa.
Conocía las praderas de Wyoming junto a las montañas Rocosas, las pirámides de Egipto, el valle del Rhin, las Torres Petronas (las más altas del mundo) en Malasia, Nazca, con sus grandes y misteriosas figuras trazadas en el suelo y que sólo se aprecian desde el aire. Teotihuecán, con sus pirámides del Sol y de la Luna. El Taj Mahal; la Patagonia, la gran muralla China y la isla de Pascua. Los campos de tulipanes le recordaron el arco iris. De Brooklin guardaba muy buenos recuerdos, y aunque sólo fue una vez, esperaba volver algún día.
En un oasis del Sáhara comió dátiles recién cogidos del árbol y conoció a un Tuareg que le contó su vida. Otro día le apeteció irse a Samoa y se fue.
En Alaska hacía mucho frió, pero ella estaba muy bien abrigada y no lo notó, y en el viaje por el Mississipi conoció gente encantadora.
Fue a ver el roble centenario de Guernica, cuando era pequeña de la mano de su maestra, Dª Concha, a la que nunca podría olvidar.
En un crucero por el Caribe, le sorprendió un hombre viejo que había pescado un pez enorme, y en un parque cerca de Tilburg disfrutó como una niña pequeña.
En fin, siempre que podía hacía un viaje del que no tardaba mucho en volver. Ni siquiera hacía las maletas, eso carecía de importancia para ella. No podía pasar mucho tiempo sin hacer alguna excursión; además lo necesitaba para evadirse, ésta era su válvula de escape.
Otras personas sueñan con un chalet en la playa, un buen coche, un visón, joyas... ella no, ella sólo quería viajar, era su ilusión y por eso cuando empezaba a aburrirse se preparaba un itinerario, no importaba donde.
Un verdadero placer visitar el Himalaya y el Tíbet, el Machu Pichu la cautivó.
Gracias a una amiga descubrió regiones maravillosas de la selva del Amazonas, desde entonces Brasil ejerció sobre ella una especie de fascinación, un atractivo especial. La ayudó también a comprender cómo funciona un canal, el de Panamá que también visitó y aprovechó para conocer además el de la Mancha, el de Suez, el de Corinto y el de Mozambique.
Le encantaban los documentales de televisión dedicados a otros países y en cuanto podía, se iba a conocerlos.
Le gustaba mucho un buen libro, la buena música, el buen cine, pero viajar lo que más. Se documentaba un poco y se iba a recorrer mundo del que conocía gran parte.
También visitó el planeta Marte y vio sus dos satélites, Fobos y Deimos, que tampoco estaban nada mal.
De tanto viajar conocía las capitales de todos los países del mundo. Su debilidad, VIAJAR...¡le gustaba tanto!.
Cuando pasaba por una agencia de viajes cogía un catálogo lo hojeaba para ver dónde podría ir esta vez, aunque fuera un momento. Lo mismo le daba un continente que otro, todos tenían un encanto especial , y muchas maravillas para descubrir.
No le importaba su miedo a volar, ni le importunaba la hora de salida, realmente eso nunca fue inconveniente para ella.
Y es que, consciente de sus limitaciones, y a no ser que le tocara "una primitiva" (cosa más que improbable debido al fastidioso cálculo de probabilidades) a ella le bastaba con coger un catálogo (tenía muchos) un Atlas, un globo terráqueo, su diccionario o el libro que estuviera leyendo en ese momento y sentada en su sillón, y sin moverse de casa, ir a todos esos sitios que le fascinaban, y que de otro modo nunca hubiera podido conocer.
P.D.
Podía haber incluido la frase " y una vez se fue a La Porra", hace muchos años leí el libro de Alvaro de Laiglesia "Los que se fueron a La Porra" (que era una ciudad) aunque me reí mucho no me parecía una frase seria (¿o sí?) por si no la consideráis incongruente, aquí os la dejo .

Juana-Maria Venegas Rodríguez. Almendralejo 15 - 10- 03

ALMENDRALEJO

Todo tú eres, pueblo, mis manos abiertas,
mis palmas desnudas, vacias, enteras
te muestran, revelan todo lo que encierras:
los surcos, las venas de gente sedientas.

Mis manos abiertas son la gran llanura
de mi rica tierra.

Mis manos son vides, mis manos promesas,
mis manos son uñas, mis manos son venas
mis manos aprietan al amigo bueno
apretón ardiente que seca las cepas;
mis manos emanan mosto en el poema.
Mis manos son alma de la nuestra tierra,
tierra que se surca, se suda,
se aprietan, se fluye, se brinda,
se besa, se bebe, se rechupetea.

Mis manos son tierra, cepa, vides, vino
en este poema.

Concha Rodríguez Fernández en el libro "Vino y Poesía", acto homenaje que desde la Asoc.Cultural Ventana Literaria, se le tributó al bodeguero D. Emilio Reviriego Maqueda el día 25 de junio de 2005 en el palacio del vino de Almendralejo (Badajoz
)

ALMENDRALEJO (Con estilo gentil, su sello imprime).

Un estilo gentil su sello imprime
a un pueblo generoso y denodado,
amantisimo del arte y empeñado
en aupar la cultura a lo sublime.

Ya hará el Cielo que no se subestime
al pueblo Almendralejo, hoy mi aliado,
al que Apolo magnánimo ha dotado
del famoso esplendor que altivo esgrime.

Su sencillez cultural hoy floreciente
merece de la gloria y de la suerte
que deseamos con profundos anhelos.

Porque se hagan sus sueños realidad
guiad al destino Vos Virgen de la Piedad,
amoroso designio de los cielos.

Y en cada amanecer que se despierta
orarán las campanas repicando
por tus triunfos, tus hijos y tu suerte.

Desde Granada para mis amigos/as de la Asoc. Cultural Ventana Literaria
Juan-Bautista Pérez Valera

sábado, 24 de julio de 2010


EN EL PRINCIPIO FUE EL SONIDO.-
Mª Rosa Vicente Olivas (Elogio de la lectura)

En la cama. En el sofá. En el asiento de atrás de un coche. Y también en el de delante. En la mesa de la cocina. En la playa. En la bañera, con un poco de cuidado. En todos estos sitios, y en muchos otros más podemos leer.
Resulta un poco extraño hacer un elogio de una actividad tan placentera y necesaria como la lectura, que me ha acompañado a lo largo de mi vida y ha cumplido años y sueños conmigo.
Que en mi sed infinita ha sido el agua y a veces la tormenta, de vez en cuando devastadora, pero llena de sentido. En "Erase una vez en América", cuando tras el paso de los años dos amigos se reencuentran le preguntan a Robert De Niro. "¿Qué has hecho todos estos años?". Y él responde:"Acostarme temprano". Yo hubiera contestado: ¡LEER!.
Aunque para mí en el principio fue el sonido. El sonido de los versos recitados por mi padre. Su voz dando forma a unas imágenes y a unos sentimientos que más tarde relacioné con los títulos de algunos poemas, con los nombres de algunos autores.
En aquel momento aún había tantas cosas que no tenían su propio nombre que hoy no puedo reproducir esas sensaciones concretas, pero sólo sé que me resultaban cálidas y agradables. Luego aprendí que los bichitos caprichosos que bailaban en un papel tenían un sentido y que no sólo eran hormigas, sino voces que hablaban, y me hablaban a mí, poseedora de una nueva clave para entender su mundo dibujado.
La lectura y toda la rigurosa puesta en escena que la rodea. Entrar en una biblioteca vacía, teniendo ante ti todas esas ventanas abiertas que son los libros, todas las vidas que te esperan dentro. Su olor, el fragor vertiginoso de una librería bien surtida. La inevitable pesadilla de una estantería colmada de libros y los quebraderos de cabeza pensando "y este donde lo pongo". La desazón que queda cuando tienes que abandonar la lectura de un poema o de un capítulo a la mitad porque de buenas a primeras suena el timbre o el teléfono y es otra la realidad que se empeña en interrumpirte. O el asombro, no mucho menor, cuando relees un libro después de mucho tiempo, y al volver a sumergirte en sus palabras descubres cuánto has cambiado tú, o tal vez ambos.
Hace casi tres mil años en la tierra que hoy llamamos Grecia, los primitivos lectores, en realidad simples oyentes, escuchaban con placer las historias que contaban los aedos referidas a los héroes de la mitología, en especial el retorno a sus hogares de los protagonistas de la guerra de Troya. Y escuchaban combinando el placer que les proporcionaban esas historias con el placer de la comida, el de la grasa densa y cálida resbalando de los trozos de carne asados en la hoguera, y con el abrazo caliente del vino.
Es todo un placer, un placer sensual que alborota los sentidos y que comienza, como ya he dicho, en la infancia y que allí mismo se va forjando con los libros que aun recuerdo, que han dejado su poso profundo, pero también con aquellas otras lecturas anónimas, con aquellos libros que pasaron por mis manos y por mi imaginación de un modo fugaz y de los que hoy no queda ni una huella liviana.
El acto de leer como un acto de conocimiento, de sabiduría, y de decisión. El traslado cotidiano de los libros, como una sombra fiel, de la alborotada mesilla de noche a la mesa del salón; su forma y su calor familiar al lado de las gafas, del paquete de tabaco, a veces señalados por el círculo húmedo de una copa. El libro que se hace hueco en la estrechez de una maleta dispuesto a embarcarse contigo en un nuevo viaje. Aunque cada libro, ya se sabe, es un viaje.Tal vez por eso la fascinación que desde muy temprano levantó en mí una ciudad, la Alejandría de Durrell, precursora de todas las ciudades de mi vida, esas que, como la Roma de Alberti, viven ya en mí. Ciudades levantadas con las palabras que evocan olores, luces, sonidos, colores, gestos y sensaciones.
Para mí resulta extraño elogiar una actividad tan natural y tan placentera, pero supongo que es necesario hacerlo porque aún hay mucha gente que se enorgullece de leer únicamente un periódico deportivo, y no entero, o un manual de instrucciones del último modelo de televisor. Porque todavía hay mucha gente que siempre pregunta, "¿y no lo hay en película?". Pues no, no lo hay en película y tampoco te lo puedes bajar de internet. Hay que levantarse, ir a una librería, a una biblioteca, comprarlos y amontonarlos en casa como se amontonan los buenos recuerdos; los libros silenciosos y obedientes que aguardan a que una mano decidida los elija, los agarre del lomo y abra sus hojas con la misma determinación y solemnidad con que se abren las puertas de un templo.
Porque allí dentro también se guarda un misterio. El lector se va forjando con cada nuevo libro, sus páginas van dejando leves arañazos de vida, sus palabras son arados que trazan surcos en la imaginación.No puedo imaginar un mundo sin libros, sin su presencia física, sin su peso, sin su olor; no concibo un mundo sin el tiempo dedicado a los momentos de la lectura. La lectura y su compañero inseparable: el momento de compartir emociones, sensaciones o incluso decepciones con otros lectores, la charla alentada por un café humeante. Títulos y títulos que se apiñan, nombres de autores, el recuerdo de ejemplares concretos, aquel encontrado en un mercadillo, otro que guardaba entre sus páginas una postal de París o un tres de copas levemente arrugado; otro garabateado, quién sabe si por la mano de un niño o por la de un loco, o ese otro que en mala hora prestaste con toda tu ilusión a una turbia amistad que jamás te lo devolvió. Y aun así, sabes que inevitablemente seguirás prestándolos.
Podría hablar de nombres, pero no habría sitio en estas páginas para tantas palabras y silencios, para tantas maletas de gozo, perplejidad y asombro.
Casi al principio de estas palabras decía que en el comienzo fue el sonido, la voz que recita, la mirada que escucha. Me gustaría acabar esta breve intervención leyendo un poema muy relacionado con la voz, con la voz de un amigo que recitaba con un tono profundo y dulce. Tan dulce como él.
PLAZA DEL OESTE .Para Ángel Campos Pámpano
Pasas ciertos detalles por alto
cuando dices
que no hay nada que pueda
sorprenderte.
Olvidas que la dulce,
rara temperatura en primavera
nos convocó a la noche y a la plaza,
y después de charlar sobre apellidos
propios para el oficio de poeta,
con voz lenta, los pámpanos
nevaron el espacio
de un poema de Borges.
Lo que el momento tuvo de presagio
de futuras cenizas
olvidamos después.
Aquí perdura,
en la fragilidad de unas palabras.

De Salvo el humo
Editorial Pre-Textos 1999
Este cuadernillo lo distribuyeron en la feria del libro el 23 de abril de 2010
Con el permiso de la autora, lo subo al blog de VENTANA LIERARIA, para compartirlo con mis compañeros/as, afines al placer de la lectura.

miércoles, 7 de julio de 2010

Homenaje a D.Antonio Rodríguez Moñino


La Asoc. Cultural Ventana Literaria y como cierre de actividades durante los meses de verano,celebró en el rincón dedicado a Federico García Lorca en el parque de la Piedad, el pasado viernes día dos a las 21,30 h, un acto homenaje al Ilustrísimo Sr. D. Antonio Rodríguez Moñino, con motivo de celebrarse el centenario de su nacimiento.
La presentación del mismo estuvo a cargo de nuestra compañera Mª del Carmen Díez Filgueras, que glosó las excelencias del personaje leyendo parte de su extensa biografía.
A continuación y por varios miembros de la Asoc. se dio lectura a la recopilación que este personaje tiene del Cancionero General , en el que se nombran 297 pueblos de la región extremeña.
La belleza del paseo en el que estábamos situados, lo apacible de la tarde y el gracejo de los cantares, hizo que resultara un acto sencillo y entrañable a este Extremeño Universal.