Después de escuchar durante tres días el triste sonido de la MATRACA, era un placer despertarse con el repique alegre que el campanero daba a las campanas de la torre, anunciandonos que ya era domingo de RESURRECIÓN.Terminada la funcion religiosa y la procesión del Resucitado; caballerías enjaezadas portando a jóvenes parejas, otras personas montadas en carros o a pié, nos marchábamos al campo dispuestas a celebrar tres días de gira, o como se dice en Maguilla, pueblo que conforma la campiña sur de Extremadura: "IR A ROAR LAS BOLLAS"

Bello, bellas las costumbres ancestrales.
ResponderEliminarBesos. Mary.